Cuando te escuchas y observas, también obtienes información y estoy casi segura, de que mucho más relevante que un número y una etiqueta.
La báscula, en mi caso la tanita, te hace una bioimpedancia. Por así decirlo, hace un cálculo, siempre con un pequeño margen de error, en el que determina; tu peso, tu masa muscular, el porcentaje de masa grasa… Entre otros. Pero ese número de la báscula, nunca te dirá si…:
- Esta semana he realizado más-menos deporte.
- He mejorado-empeorado mi relación con la comida.
- Mi calidad del sueño ha mejorado- empeorado.
- En qué parte del ciclo menstrual me encuentro.
- Tengo mejores-peores digestiones.
- Me fatigo más-menos.
- Padezco-no padezco estreñimiento.
- Estoy-no estoy estresada o pasando por un mal momento.
- Mi ansiedad es mayor-menor.
- Esta semana he bebido más-menos alcohol.
- …
- ¿No os parece increíble todos los aspectos que no valora ni considera la báscula?
- Entonces, ¿Por qué nos empeñamos tanto en etiquetar si una semana o un día ha ido bien o mal en función del número que salga?
Ni comer todos los días pechuga y ensalada, ni tener un grado de estrés enorme; que aumente tu ansiedad e incluso perjudique tu calidad del sueño, van a acercarte a ese dígito que tanto te empeñas en ver. Tanto, que llegas a castigarte; a restringir, a sacrificar, a potenciar tu grado de estrés y crear un problema mayor que bajar esos 2-3 kilos que tanto se te resisten.
Deja una respuesta